¿Te imaginas a una bisexual diciendo "nosotras"?Una bisexual enfrentando lo inesperado, lo predecible, lo ridículo, lo grandioso, lo sagrado.
Hasta el día de hoy no he conocido una bisexual que su primera relación haya sido con una mujer. Por sentir sincera atracción hacia el sexo masculino, la mayoría de las bisexuales seguimos un curso "natural" en gustar de tal o cual niño y que en las primeras fantasías de romance y estabilidad, el personaje seductor tenía carita de varón. Todo en la sociedad fortalece la inclinación hacia relación hombre-mujer, por lo que el descubrimiento de tener la capacidad de amar (como pareja) a una mujer, es algo que despierta con gran lentitud. Al menos, así fue para mí.
El despertar sexual que acompaña a la adolescencia es doblemente difícil para las chicas lesbianas porque ellas atraviezan todos los cambios hormonales, psicológicos y emocionales que cualquier adolescente ha de sacar adelante, más la terrible carga de culpa y vergüenza que la mayoría de las personas depositan en sus corazoncitos y sus mentes, con frases tales como: antinatural, abominable, asqueroso, torta, tortillera, endemoniada, mala influencia, pervertida, y un laaaaaargo etcétera son rechazos y etiquetas que las bisexuales también enfrentamos, en el instante mismo que decidimos caminar de la mano de una endemoniada, DIGOOO, de una lesbiana. Sin embargo, esto generalmente ocurre cuando la adolescencia ya pasó y se es una mujer hecha y derecha. La edad hace más difícil doblegar a un espíritu con toda esta carga, además, la pareja (por lo general lesbiana) tiene ya la coraza muy gruesa y sabe proteger y protegerse de los ataques externos.
Las primeras veces que yo sentí atracción por una chica, más bien era admiración. No lo identificaba como atracción y no fue hasta que conocí a la que fue mi primer pareja mujer, que yo vi claramente que yo estaba enamorada. Ya tenía yo 28 años y no tuve el más mínimo problema interior al concientizar lo que estaba sintiendo. Sospeché que iba a haber una tormenta con la familia y las amistades, pero no tuve un revuelo interior de ninguna clase con aceptar y acoger mi propio sentimiento. Ello no significó que no fuera necesario ir poco a poco con el tema intimidad, y no por pudor, sino por romperse tantos esquemas en mis creencias. No saber cómo actuar y ser incapaz de imaginar que existían las mujeres "masculinas" fue algo que hoy hasta me hace reir. Elijo amar mi proceso y lo vivido porque es mi vida.
...bueno, cuelgo este post, pronto otro capítulo.

